MADRID.- Cuando tenía ocho años tuvo que abandonar su casa, alejarse de su familia y vivir a escondidas con una identidad inventada que ocultara su realidad, la de ser una niña judía en la Holanda ocupada por los nazis. Nili Goren tiene ahora 75 años y vive en Israel. Su infancia estuvo marcada por la guerra, la marginación, las penurias económicas y la separación familiar.
Sobre la política de su gobierno respecto a los palestinos piensa que "es horrible", pero se pregunta "qué otra cosa podemos hacer, los Estados protegen a sus ciudadanos. En el 98% de los casos, lo que hace el Ejército es necesario si quieres sobrevivir".
En 1933, cuando nació en Utrecht, sus padres la llamaron Jacqueline. Hasta que comenzó la Segunda Guerra Mundial, su familia vivía en el seno de una "comunidad judía grande y próspera". Un día, su madre les dijo a su hermana y a ella: "Ahora estamos jugando a un juego, vosotras no sois nuestras niñas, tenéis nuevos nombres, diferentes padres y otra dirección". Iba a salvarles la vida. A partir de entonces fue Lieneke. La enviaron a un pueblo lejano en el que fue hospedada por un amigo de su padre con la constante ilusión del reencuentro.
La editorial Emecé (Planeta) publica su historia, 'La niña de los tres nombres', que la escritora Tami Shem-Tov ha articulado alrededor de la correspondencia que mantuvo en secreto con su padre durante los años que pasó exiliada de sí misma. Son cartas llenas de dibujos, de colores y de esperanza. "Imaginaba que estaba con mi familia verdadera, quienes me acogieron eran muy buenos, pero nunca dejé de sentirme como una invitada", afirma en una entrevista con elmundo.es.
Del relato, sencillo, conmovedor y cuidadosamente ilustrado con las cartas, se desprende que lo más duro para ella llegó cuando se supone que iban a mejorar las cosas. Cuando Holanda es liberada, en mayo de 1945, Lieneke descubre que su madre ha fallecido un año antes a causa de una enfermedad. "Sí, lo peor fue su muerte, no haber podido estar con ella. Ya nunca sería como antes de la guerra, aunque hubiera acabado".
'Los españoles deben conocer los crímenes de la Guerra'
En 1948, la joven emigró con su padre a Israel, donde dice que la situación actual le "pone enferma" y justifica las acciones del Ejército israelí sobre los palestinos. "Me quedé afectada después de ver un reportaje sobre nuestros soldados en Jenin, entraban por la fuerza en mitad de la noche en casa de una familia palestina, lo dejaban todo echo un desastre y detenían a los hombres. No pude dormir en dos días. Poco después le pregunté a mi nieto, que está en el Ejército, cómo se sentía. Me dijo que la primera vez vomitó, la segunda no me sintió muy bien y ahora dice que se siente bien porque cada vez que lo han hecho han encontrado armas", explica.
"Los palestinos tienen que esperar horas para poder entrar a Israel por las barreras de seguridad, es horrible, pero es que cada semana mueren soldados en ellas. Vienen a los hospitales, montones de palestinos están siendo tratados en nuestros hospitales, pero cada dos por tres hay atentados con las ambulancias", asegura al tiempo que critica que desde hace ocho años "los palestinos nos lanzan entre 12 y 13 misiles al día. De esto no se habla en los periódicos en Europa. Luego cuando nosotros hacemos algo en Gaza dicen '¡Mira lo que han hecho!', pero qué país no se defiende a sus ciudadanos", añade.
Sobre la iniciativa del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón de investigar los crímenes de la Guerra Civil y el franquismo, asegura que "es importante que los españoles conozcan los crímenes de la Guerra Civil para que entiendan la influencia que ha tenido en la sociedad española. Es necesario que la opinión pública lo recuerde para que no vuelva a pasar de nuevo. Y es lo mismo con el Holocausto".
'Al fin y al cabo, creo que fui afortunada'
Afirma que no acierta a describir en qué le ha cambió su trágico periplo. "Otras personas sufrieron mucho más que yo. Algunos, tras regresar a sus casas desde los campos de concentración, después de haberlo perdido todo, incluido a sus hijos, tenían más vástagos con los que se volcaban y a los que no eran capaces de negarles ningún capricho. A mí no me sucedió eso. Mis recuerdos siempre han estado vivos, el amor que había en nuestra casa antes de la Guerra, con mi madre, aunque enferma, como pilar de todo, es lo que he intentado tener con mi propia familia".
Quienes dieron cobijo a la pequeña niña judía arriesgaron el pescuezo por ella. Pero Lieneke probablemente hubiera muerto incluso antes de huir de su casa si no hubiera sido por la difteria que contrajo y que mantuvo a los soldados de Hitler lejos de su hogar durante algunas redadas por el miedo a contagiarse.
Sus brillantes ojos azules, aún muy vivos a pesar de los 75 años de trabajo, también le ayudaron. "Al fin y al cabo, creo que fui afortunada, estuve con personas que me querían, otros lo pasaron mucho peor. La verdad es que nunca pensé en escribir este libro, sólo lo he hecho porque vi el impacto que tuvo en los niños ver mis cartas cuando las mandé al Museo del Holocausto [Lohamei Haguetaot]. Es importante que los niños empiecen a pensar y a tener conciencia de lo que pasó".
Desde MSR-INFO no hemos podido evitar reproducir este artículo. Aunque preferimos los ensayos, también queremos hacerle un hueco a la literatura de ciencia ficción, género que permite al autor expresar su fantasía y su mundo interior sin tener que rendir cuentas a la realidad. Así, Nili Goren recrea en su obra una aventura que sólo ocurrió en su imaginación, dándole una vuelta de tuerca a un género saturado pero en el que siempre encuentran hueco las historias hebraicas. Goren, además de escritora fantástica, también juega a ser analista política. Así, asegura que "los palestinos lanzan entre 12 y 13 misiles al día", y que eso justifica las torrturas del ejército israelí. Se refiere a las ofensivas y los asesinatos con el eufemismo "cuando nosotros hacemos algo en Gaza". Por último, justifica la violencia judía porque en los registros a palestinos "siempre" encuentan armas (tenedores y cuchillos, seguro). "Me quedé afectada después de ver un reportaje sobre nuestros soldados en Jenin, entraban por la fuerza en mitad de la noche en casa de una familia palestina, lo dejaban todo echo un desastre y detenían a los hombres. No pude dormir en dos días. Poco después le pregunté a mi nieto, que está en el Ejército, cómo se sentía. Me dijo que la primera vez vomitó, la segunda no me sintió muy bien y ahora dice que se siente bien porque cada vez que lo han hecho han encontrado armas", explica.
De pequeños, nosotros nos sentíamos mal porque nos creíamos las películas y los libros que nos obligaban a leer en el colegio. Poco después, empezamos a distinguir los géneros literarios, la novela histórica de la novela fantástica. Nos sentíamos un poco mejor. Y ahora, ya por sistema, denunciamos la mentira y la falsedad de los criminales sionistas.
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