viernes, 3 de octubre de 2008

El semen de los jóvenes españoles no da la talla


EFE / WOLF

Esa es, al menos, la conclusión de un estudio que la determinado que la calidad del esperma del 57,8% de ellos es de calidad inferior al que los médicos consideran normal, por lo que podrían tardar más de lo habitual en tener hijos o podrían verse obligados a acudir a un centro de fertilidad.

El estudio se ha realizado con más de 1.239 muestras de semen de jóvenes de entre 18 y 30 años recogidas en 60 centros de reproducción asistida de las 17 comunidades autónomas, y dirigido por el servicio de Reproducción Asistida del Instituto Marqués.

Galicia, Andalucía y Madrid, a la cabeza en calidad

El estudio ha obtenido datos con interés estadístico en seis comunidades, de las cuales Galicia, Andalucía y Madrid se sitúan a la cabeza en cuanto a calidad de semen frente a la Comunidad Valenciana, Cataluña y País Vasco, donde las muestras presentaban niveles inferiores de concentración de espermatozoides.

En las muestras recogidas en Galicia esta concentración -considerada como el valor más indicativo de la fertilidad- era inferior a los 20 millones de espermatozoides por mililitro de semen en sólo un 8,8% de jóvenes; en Andalucía ese porcentaje se eleva al 13,7% y en Madrid al 14,8%.

En la Comunidad Valenciana un 22,7% de las muestras tenían concentraciones inferiores a los 20 millones de espermatozoides, cifra similar a la de Cataluña, mientras en el País Vasco el porcentaje es de un 18,7%.

 Según la directora del estudio y jefa de Servicio de reproducción Asistida del Instituto Marqués, Marisa López Teijón, los niveles fueron aún peores en la región de Murcia. Sin embargo, "los datos no pueden ser tenidos en cuenta porque se recogieron solo 56 muestras", menos de las requeridas para que los datos tengan rigor estadístico, matizó.

Investigaciones anteriores pusieron de manifiesto que uno de cada cinco varones con concentraciones bajas presentan alteraciones cromosómicas por lo que, incluso las técnicas de reproducción asistida serían infructuosas para tener hijos.

Las diferencias geográficas coinciden con el mapa de las clínicas de fertilidad en España, cuya presencia es más acentuada en la región valenciana y murciana, aseguró López Teijón.

Posibles causas

A su juicio, la explicación de estas diferencias reside en la contaminación industrial y los denominados disruptores endocrinos o estrogénicos. Estos últimos son sustancias químicas de origen industrial que se acumulan en el tejido graso del organismo y actúan como hormonas femeninas.

Pueden afectar a la formación de los testículos en el feto, en el tercer mes de embarazo, ya que las madres los trasmiten a sus hijos varones a través del cordón umbilical, y alterar el proceso de formación de los espermatozoides.

Según la Unión Europea, existen más de 550 disruptores endocrinos o estrogénicos que se usan en la elaboración de pesticidas, fertilizantes, plásticos, cosméticos, materiales de construcción, productos de limpieza o que liberan las plantas incineradoras y son resistentes a la biodegradación.

Finlandia mantiene el buen tono

En relación a otros países de Europa, los resultados del análisis están en línea con otros estudios que revelan que en Finlandia la calidad del semen no ha variado en los últimos años y es muy elevada frente a zonas industrializadas como Dinamarca, donde es menor.

Sin embargo, según el estudio el consumo de alcohol, tabaco o el estrés no altera la calidad del semen. "No es un problema de hábitos tóxicos, sino que viene determinada en la fase embrionaria por la incidencia de las sustancias tóxicas a las que se ha visto sometida la madre", subrayó Manel Ebaile, uno de los autores del estudio.

En este sentido, la doctora López Teijón aseguró que "lo único" que mejora la calidad del semen en individuos sanos y sin problemas es "eyacular mucho, solo o acompañado", porque de esa manera se eliminan los espermatozoides muertos.

La mejor forma de destruir a un pueblo, empieza por destruirlo desde dentro y antes de nacer. No podemos cambiar el pasado, pero nuestro futuro lo tenemos en nuestras propias manos. No sería una mala meta el propósito de dejarles a las generaciones futuras, un mundo mejor del que nos ha tocado vivir aquí y ahora, más sano y más humano.

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