Solo los más asiduos cibernautas conocen el entramado de Facebook. Es altamente probable que muchos de sus afiliados pongan el grito en el cielo cuando se enteren del tenebroso propósito que anida tras el sitio web más popular entre los norteamericanos de
Facebook se ha cuadruplicado durante el último año, recibiendo un promedio de 250.000 nuevos miembros todos los días, ninguno de los cuales paga nada por los servicios recibidos. Cabe, por tanto, preguntarse lo siguiente: ¿de obtiene Facebook los recursos para atender 58.000.000 miembros activos que publican en promedio la bobadita de 14.000.000 de fotografías al día y que a día de hoy han colgado unos 2.700 millones de imágenes? Resulta difícil imaginar siquiera el monumental tamaño de sus ordenadores y el elevadísimo coste de tecnología y de gastos salariales que se requiere para alojar y administrar esa colosal cifra de usuarios. Los cuales representan, por ejemplo, más de la mitad de los habitantes de México. Una vez digeridas las astronómicas cifras que rodean a Facebook, tampoco cabe especular con que una empresa que el gigante Microsoft valora en 15.000 millones de dólares se financie exclusivamente con la publicidad. Los entendidos en la materia suponen que por razones fiscales el gobierno norteamericano vigila sus grandes empresas con ojo de águila, lo cual descartaría de plano un posible lavado de dinero, u otro tipo de bandidaje.
¿Entonces cómo diablos lo hacen? La respuesta la revela Ari Melber, miembro de la campaña presidencial 2004 de John Kerry.
Facebook está vendiendo la información de sus usuarios al mejor postor. Citemos textualmente: “Lo que muchos usuarios no saben es que, de acuerdo con las condiciones del contrato que asumen al hacer click en el cuadro ‘acepto’ los usuarios le otorgan a Facebook la propiedad exclusiva y perpetua de toda la información e imágenes que publican”. De hecho, resalta el experto, los afiliados “autorizan a Facebook el uso perpetuo y transferible, junto con los derechos de distribución o despliegue público de todo lo que cuelgan en su página web”. Los términos de lo aprobado al hacer click, sin generalmente leer nada, le reservan a Facebook el derecho a conceder y sublicenciar todo “el contenido del usuario” a otros negocios. Así es como a muchos usuarios les han convertido sus fotografías en publicidad. De repente todo lo que sus afiliados publicaron, incluyendo sus fotografías personales, su inclinación política, el estado de sus relaciones afectivas, sus intereses individuales y hasta la dirección de su casa, se envió sin su autorización expresa a millares de usuarios. El hecho de que “Pedrito Pérez” alquilara la película Secreto en
Controlado hasta después de la muerte
La prueba de que una página en Facebook no es para nada privada se evidenció en un sonado caso, cuando
Nadie regala nada, todo tiene su maldito precio en esta “bondadosa civilización del dinero y el interés”, ni en los años buenos y mucho menos en los años malos... El Gran Ojo, que todo lo ve, te mira a ti directamente, ¿por qué no le das un puñetazo y empiezas a pensar por ti mismo? ¡APAGA
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